Montería en Sierra Morena

Hace ya unos meses que se acabaron las monterías y hace unas semanas terminé un magnífico reportaje que filmé en el mes de diciembre en plena Sierra Morena. Os cuento un poco que tal fue y al final os pongo el trailer del mismo realizado por “Iberalia tv”, pues ya está en antena y lo podréis ver en cualquier momento.

Las monterías de Sierra Morena tienen una tradición centenaria. En algunas incluso hay que ir al puesto en mulo, debido a la falta de carriles para acceder con el coche a las manchas que se montean. Hoy no es el caso pero si que nos acompañan una decena de arrieros que sacarán las reses una vez abatidas. Estos, serán los auténticos protagonistas del reportaje.

Nos encontramos en el corazón de Sierra Morena, es sábado por la tarde y los arrieros han dejado a los mulos durmiendo en el campo. Vienen de otra montería y no merece la pena bajar al pueblo.

Una buena paca de alfalfa es el alimento necesario para recuperar el desgaste de una dura jornada de trabajo. Los arrieros, colocan una cubierta en el lomo de los mulos para el relente de la noche y no se enfríen con la más que probable helada.

Amanece en Sierra Morena y los muleros ya llevan unas horas levantados preparando los aparejos. Mientras, los monteros toman café, migas, y se cuentan exageradas historias de cómo abatieron su último trofeo, nuestros verdaderos protagonistas afilan sus armas, los mulos.

Con paciencia se van preparando los mulos, que en esta ocasión son una decena. Se quitan las cubiertas con las que han dormido, se prepara la albarda y se aúpa al lomo del mulo. Ésta, lleva el atarre, que se coloca por debajo de la cola del animal y el pretal que va por delante. La finalidad es ajustar mejor la albarda y que se mueva lo menos posible. Para proteger la albarda, se colocan dos cubiertas una primera de tela y que se sujeta con la cincha, que también ayuda a la atadura de la albarda.  Por último, otra cubierta sintética, que protege aun mas los aparejos y se ata con una soga. El cabezal o jáquima como se le llama aquí está rematado con una mota decorativa , y es que los mulos son muy coquetos…

Una vez que están los mulos preparados salen camino de su lugar de espera, hasta que la montería termine y empiece su tarea.

Durante la montería acompañaremos a dos puestos. Uno en una cuerda que tiene pequeñas vaguadas y permiten un tiradero muy agradable a una distancia mas o menos asequible. Esperemos que las reses cumplan por el testero y no se bajen demasiado, porque en ese caso dificultarían mucho los lances. Y el otro puesto que acompañamos esta en una umbría, la del barranco. Muy distinto al anterior, estamos colocados en una de las zonas mas bajas de la finca, con un tiradero difícil y mucha vegetación que, probablemente nos impida ver con facilidad las reses.

En el puesto de la cuerda empieza a haber movimiento pronto, un bonito venado aparece aunque no se deja tirar… pero pronto sale ahuyentado por los perros y tenemos la posibilidad de tirarlo.

Nos cruzan dos venadetes no muy buenos y los dejamos pasar, el corazón bombea de tal forma que parece que siguen moviéndose reses por la obscura umbría. La emoción ha sido tremenda, son estos uno de los momentos mas apasionantes de la monteríaMientras tanto en el barranco escuchamos ruidos detrás, en la umbría, no nos esperábamos esto porque la mancha que se montea es la solana, pero bueno algún perro siguiendo cualquier pista se habrá atravesado.

Poco después de este sobresalto, nos entran unas ciervas. Como hay que reducir el número de éstas en la finca, intentaremos cumplir con nuestro deber y abatir algunas de las ciervas que nos entran.

También en el otro puesto entran ciervas, aunque deciden no tirarla en este caso, la razón es bien sencilla, advirtió minutos antes un bonito venado que se encamó en el arroyo y prefiere no asustarlo a la espera de que los perros lo levanten.

Volvemos de nuevo con el barranco. Los perros, que están pasando marcan las ciervas que abatimos antes y sacan a otra que no somos capaces de tirar, muy tapada y demasiado lejos. Luego hay que cobrarlas y en este montarral los arrieros tendrán que mostrar toda su experiencia.

Por fin, nos entra el deseado venado en el barranco y la bala le ha dado, no sabemos donde pero por el gesto a debido ser un tiro delantero. Nuestro acompañante comenta que no lo ha visto salir, así que debe de andar por la zona encamado en algún lentisco.

Le preguntamos al perrero y nos confirma que está tieso en un lentisco. El venado parece ser que siguió corriendo unos 50 metros hasta llegar a la vaguada donde presumiblemente desfalleció después del certero disparo de nuestro montero.

Una vez confirmada la situación del animal, la relajación es total y disfrutamos de los últimos coletazos de la montería.

Antes de irnos debemos marcar las reses para que les sea fácil encontrarlas con tanto monte. Cogemos las marcas del morral y empezamos cruzando el arroyo del barranco para empezar la subida. Viendo a los monteros subir por  este escarpado cerro no queremos ni imaginar como puede ser sacar las reses de aquí.

Efectivamente el vendado estaba dentro del lentisco como suponíamos. Por lo que vemos tiene el tiro delantero, casi en la cabeza, le ha dado de milagro, pero eso no importa, la cuestión es que el trofeo ya es nuestro. Ahora hay que marcarlo y sacarlo para hacerse la correspondiente foto.

Por supuesto las ciervas también hay que marcarlas, vamos a ello. Con ayuda de nuestro acompañante que desde abajo nos indica, encontramos la primera cierva. Y nos muestra desde abajo si la señal para los arrieros se ve con claridad.

Ya acabamos de marcar y recogemos las cosas mientras comentamos con los compañeros algunos lances de la jornada. El trabajo empieza ahora para los verdaderos protagonistas de estas monterías, pues sin ellos no podrían realizarse estas magnificas jornadas de caza, Los Arrieros.

Si no existieran arrieros sería imposible sacar las reses de estos barrancos y por tanto no seria ético realizar estas monterías dejando las reses muertas en el campo. Esta mañana los vimos preparando las bestias para el trabajo del que ahora vamos a disfrutar. Por supuesto la ayuda de los todoterrenos facilita parte del trabajo, pues si no necesitaríamos aun mas mulos con una carreta detrás, pero claro los todoterrenos no pueden hacer otra cosa que acarrear las reses cobradas. Los mulos con sus guías, los arrieros, se adentran en lo mas difícil del barranco para sacar las reses que los monteros han abatido.

Por pendientes imposibles se mueven los mulos como si fuesen cabras montesas. Encima cargando o arrastrando cerca de 100 kilos de peso. El arriero sabedor de la dificultad de esta tarea observa la pendiente para elegir el camino menos difícil, aun así seguro que surgirá algún contratiempo…

Un buen guarro precisa de la ayuda de más compañeros para poder subirlo a los lomos del mulo. Según el criterio del arriero unas veces los suben a lomos del mulo o los arrastran con la soga.

Luego supimos que fue el único cochino de la montería, a pesar de ser una finca muy cochinera la cantidad de venados ha despistado a los perros y probablemente se han dejado atrás magníficos cochinos como este. Entre cuatro medio consiguen auparlo al mulo y lo atan bien para que no se caiga a medio camino

Unas veces lo suben al lomo y otras arrastran con la soga, depende de la distancia y del tipo de animal, el cochino dado que su trofeo se puede dañar al arrastrarlo es mejor auparlo a los lomos del mulo.

Los arrieros conforme van sacando reses se van adelantando a los siguientes puestos, así se va adelantando trabajo para no terminar a media noche…Los mulos tienen limite y sacan en torno a diez reses durante la recogida, hoy no se ha llegado a cien, así que con los diez que trajeron ayer el trabajo es asumible.

Nos despedimos reivindicando la labor de estos hombres que con sus bestias hacen un trabajo poco reconocido y remunerado en las monterías de hoy día.

Espero que lo disfrutéis en “Iberalia Tv”