Visita a los siluros del Ebro con Ebro Radical Fishing
Primeros de abril, empieza la primavera como la anterior, repletas de compromisos, bodas, ferias, y demás eventos que suponen una pasta y la perdida de dos días, el de farra y el de capucha. Pero empiezo a tantear al personal para ver como andan de tiempo, el clásico puente del día del trabajador puede ser una fecha ideal para organizar un viajito y terminar de gastar lo que nos quede, además suele estar mas o menos libre, es de mala persona poner una boda en un puente…
Efectivamente engaño a dos, Pedro y Jacobo, tampoco era difícil, no había terminado de decir silu… y ya tenían el billete a Zaragoza. El plan es el siguiente, primero convertir el puente en acueducto, o sea de jueves a martes, hecho. Hablar con algún experto en la materia, Ebro Radical Fishing, hecho, y tres hacerme con un dron para guapear planos impresionantes, cogido prestado de Mauricio, hecho.
Llega el día señalado, Pedro recoge el coche de alquiler en el aeropuerto para recogernos a Jacobo y a mi en la estación de trenes, donde nos esperan Iván y José Luis los guías de Ebro Radical Fishing. Como aun hay luz aprovechan para enseñarnos el tramo que pescaremos al día siguiente. Les seguimos en el coche haciendo cábalas sobre nuestra primera impresión de los guías. Yo conocía a Iván de la feria de la caza, Cinegética 2015, parecía serio… Lo que está claro que son dos locos de la pesca, el primero en general y el segundo del siluro en particular. Uno de los aspectos por lo que nos hizo sospechar de su fanatismo hacia el siluro era su tatuaje a “tamaño natural” de un siluro en el brazo. Nuestras tres ociosas mentes telepáticamente se dijeron.
-Chavales la hemos clavado, no hay nadie en Zaragoza que sepa mas de siluros que José Luis. Y se nos escapó una sonrisilla.
Después de escuchar con mas entusiasmo si cabe las explicaciones de los guías sobre el tramo, algunas lecciones de pesca y ciertas recomendaciones de seguridad nos vamos al tubo, zona de bares. El tubo está lleno de siluras y el cebo es la cerveza así que nos ponemos manos a la obra, una ronda por aquí otra por allá. Parece que las siluras nos importan poco y nosotros les importamos menos, nuestros gestos nos delatan, el siluro es cada vez mas largo… del pincho de morcilla al de melva medirá mas o menos.
Lo mejor será irse al hotel. Pongo a cargar las baterías y cuadro el despertador a las 6:45am.
No sabía que a las 6:45am ya se ve como al medio día, hay que madrugar mas…. Enfilamos una tostada zaragozana un cafelito y a por los equipos de pesca. Vamos al almacén de Ebro Radical Fishing donde no entra una mujer desde los tiempos de pentecostés , ojalá pudiera tener mis cosas así, orden dentro del desorden, que maravilla y no se nos olvidó nada, bueno el agua…
Ya en el río saco el dron para guapear un poquillo y hago varios planos mientras hacemos en traspaso de coches, pues como esta pesca consiste en descender un tramo del río hay que dejar un coche en el destino para poder volver.
Antes de empezar voy a explicaros mas detalladamente como se pesca aquí para que entendáis mejor. Esto cosiste en el descenso del río Ebro en un pato o kayak con una caña de pescar. Pues bien, te tiras al agua por ejemplo arriba de la ciudad de Zaragoza para terminar 20 kilometros aguas abajo de donde empiezas, cruzando la ciudad de cabo a rabo. Por el camino, vas lanzando a zonas concretas con la ilusión de que pique un siluro. Es importante conocer el río y sus corrientes por que hay zonas de rocas, arboles, etc, que pueden complicar el descenso. Encima de la dificultad del descenso per se tenemos que ir atentos con la caña para no enganchar el señuelos e una rama. Puede parecer sencillo, el agua te lleva, lanzas, el siluro pica y sacas un dos metros… no es exactamente así, hay ciertos detalles a tener en cuenta.
Acaban de llegar José Luis y Pedro de dejar el coche así que nos tiramos al agua, empieza la pesca del siluro. Jacobo va con Iván en el kayak como un marajá, y los demás vamos en los patos aleteando a tope. Empezamos por el margen izquierdo del rio, pero rápidamente José Luis nos recomienda que nos crucemos de orilla, el centro del río es donde mas corriente hay así que hay que apretar con las aletas para que no te lleve la corriente, o eso creía yo, e inocente de mi, aleteo con todas mis fuerzas para cruzar junto a José Luis, pensé por momentos que me había metido en un berenjenal importante, ocho horas así, ni de coña, no me veía que pudiera aguantar ni una. Discretamente le pregunto si hay que cruzarse mucho y que cuando hay riada fuerte como lo hacen. Entonces descubro que no hay que cruzar en horizontal, como hace él que tiene un motor de 200cv por piernas, haces la diagonal y si pierdes unas decenas de metros de pesca no pasa nada. Esto me tranquilizó bastante, ahora si me veía preparado para 8 horas de pesca.
Siguiente novatada, lanzar y enganchar, aquí os cuento lo que le pasó Pedro, teniendo en cuenta que llevamos un 0,50 trenzado lo que nunca hay que hacer es pensar que van a romper el sedal, antes se parte la caña, el árbol, la piedra o la mano. Esto es lo que le pasó al pobre de Pedro, enganchó en una rama, y tenía el freno fuerte pero sacando hilo, y se dijo, si aprieto el freno seguro que rompo y seguimos, eso hizo pero el sedal no rompió así que por un lado la corriente lo empujaba en sentido pero su caña-ancla lo mantenía fijo, el agua empezaba a entrarle al pato, cada vez estaba mas inclinado, con las aletas en el aire y cuando se vio tocando el agua con la cabeza, decidió lo mejor para él y lo peor para la caña, la soltó se fue al fondo del río y se salvó de una voltereta que hubiese sido muy pero que muy graciosa desde mi punto de vista, pero bastante cabrona, para él. Sin saber que hacer se acercó a la orilla para orientarse después del susto. José Luis y yo que estábamos cerca llegamos a él para informarnos de porque no abrió carrete, pero no sabía contestar, todavía estaba en estado de shock, solo repetía una y otra vez que sabía donde había enganchado, así que Iván se acerco pues se remonta muy bien el río con el kayak y empezó a lanzar con su caña para intentar trabar la línea y a partir de ahí intentar recuperar el equipo. En la segunda intentona trabó y saco el sedal, así que pudimos recuperar el equipo y seguir pescando. Después de estas dos novatadas, estábamos mas tranquilos y pudimos empezar a pescar con mas tranquilidad.
En una zona de aguas mas tranquilas, dejé la caña y me puse con la cámara a grabar un poco, ya me manejaba bien, y me sentía cómodo en el agua. Entonces José Luis que iba el primero notó algo, lo comentó y siguió, Pedro que iba último, lanzo y a los segundos, ¡picada! Con suerte porque no lo clavó pero se enganchó bien y después del susto de la caña, el karma le dio el primer siluro de su vida. Jacobo que acababa de intercambiar la caña con Pedro no se lo podía creer, su señuelo estrella…
Aquí empieza el video que acompaña a esta entrada, así que espero que lo veáis y lo disfrutéis.
Un abrazo.