Berrea en Cervera de Pisuerga

Es final de agosto, suena el teléfono. Alberto padre me está llamando, que querrá, será acercarse por el pantano de los Ballesteros para hacerse con un porrón, que me pidió uno para disecarlo. No creo porque le dije que cuando empiece la temporada le avisaba. En fin, lo cogeré…

Parece que no se hartó de mi en Mayo…, porque me acaba de proponer volver a Cervera de Pisuerga a hacer una “película” de la berrea. Recuerdo vagamente que me comentó en mas de veinte ocasiones las maravillas de la berrea en el Pico Almonga. Lógicamente le he dicho que me apunto encantado!

Mismo modus operandi, esta vez es un fin de semana normal, pero por supuesto nosotros lo convertimos en el Puente de septiembre. Quedamos a las siete de la mañana del jueves 25 para salir con tiempo que hay que hacer la ruta. Parada en Monesterio para desayunar, parada en Guijuelo para el ángelus y compra de chacinas varias, en Monesterio era demasiado temprano y aun no habían puesto las calles. La ruta original en el primer viaje era lechazo en Valladolid, y esta vez si hubo lechazo, madre mía que lechazo!! Comimos con el hermano de la mejor ministra del país, no hace falta decirlo pero por si acaso, la de agricultura. Un tipo tan campechano que se quitó la chaqueta, la corbata, los gemelos, se remango las mangas y se puso la servilleta a modo niño de cuatro años, así si que se disfruta un lechazo y si además está regado por un buen Ribera del Duero, pues lo que pega es un pedazo de siesta como una catedral.

¿Siesta? Que va que va, ni el hermano de la ministra ni yo tuvimos ese privilegio, eso solo está al alcance de la gente importante, seguro que la hermana se pegó una buena siesta ese día, con el permiso de COAG claro. Alberto padre se puso disimuladamente  las gafas de sol…  y cuando se las quitó ya estábamos entrando en Cervera.

Accedimos a Casa el Roble, regentado por tres hermanos y sus tres esposas que no hermanas. Entre que Mili llegaba a recogernos aprovechamos para tomar algo, Un gin tonic por ejemplo, para celebrar la llegada. Nada si está al lado dice Alberto… claro el solo ha llegado hasta Valladolid.

Aparecen por la puerta Mili y su hijo Pablito, y lo primero que le preguntamos es como coño se ha cargado 400 codornices en la media veda, si si leen bien, 400. Él, tímido cuando no está en el campo, sonríe y asiente sin dar casi explicaciones. Pero bueno hemos venido a la berrea. Luego, qué mejor plan  después de doce horas de coche, un lechazo y un gintonic, despejarse viendo reses berrear. La verdad que ninguno, sobre todo si son las ocho de la tarde, una hora cojonuda de berrea.

A la mañana siguiente, viernes, Mili trabaja y Pablito va al colegio. Nosotros quedamos con Quico, el de las varas, a las siete de la mañana para dar un paseo e ir tanteando el terreno. Cuando llegamos había mucha niebla e hicimos el primo que digo el primo el canelo, no se veía nada y encima Quico aquejado de muchas cosas no tenía la intención de andar mucho…

A las nueve y media ya estábamos en el Roble tomando café, Alberto fue a darse una ducha mientras Quico iba un momento a su casa y yo me quedé leyendo la prensa tranquilamente.

Quico fue mas rápido que Alberto y en una verbo ya estaba de vuelta. Le pregunté por el pico tres mares, que no recordaba los ríos que nacen allí y se le iluminaron los ojos. Me propuso que fuéramos directamente a verlos, está ahí al lado, dijo.

Alberto al bajar y vernos elucubrando sospechó que cambiar la bombilla del maletero del coche y comprar balas que eran sus ocupaciones para el viernes iban por mal camino. ¿Subir al pico tres mares o arreglar una bombilla? Pues aun así estuvo a punto de quedarse en Cervera. Finalmente y después de un cabreo fugaz cogemos el coche y para el Pico tres mares.

La cara de Alberto iba cambiando a la vez que pasaban los kilómetros, cada vez era mas espectacular el paisaje. De repente pasamos por un pueblo que se llama Riaño, en principio no tiene la mayor importancia, mucho mas importante es Brañosera que tiene el ayuntamiento mas antiguo de España. Pues si que tiene su interés sí, al parecer la familia de Alberto es de allí!!! Y él que creía que su abuelo le había engañado. Le decía, Albertito, nosotros somos de Riaño, Santander, pero él había estudiado en el colegio que Riaño estaba en Asturias. Por supuesto nos hizo pararnos para hacerse una foto con el cartel del pueblo.

Por fin llegamos al pico tres mares, que espectáculo, hacia un lado el Cantábrico, hacia otro el Mediterráneo y hacia el tercero el Atlántico, que maravilla. Quisimos beber en alguno de ellos y el mas accesible es el mediterráneo que sube y sube hasta nacer en el Ebro. 

Por la tarde vamos con Mili y Pablo a localizar reses para 

Alberto hijo. Llega el sábado a medio día y aquí estamos sus lacayos preparándole la berrea. Efectivamente localizamos una francamente bonita y sentimos mucha berrea en el Pico Almonga.

La mañana del sábado la dedicamos pablo y yo a dar un paseo para seguir localizando reses a Alberto que debe de llegar a la hora de comer, que maricón justo cuando hay lechazo.

Después del lechazo y un buen café cogemos los bártulos y nos vamos Pablo, Alberto y yo a hacer una espera a un venado que hemos visto esta mañana con muy buena pinta. Hay un refrán que le viene al pelo a lo que nos pasó, “teta o sopa”. Llegamos tarde, a mitad de la subida levantamos al venado que ya  había salido al claro a corretear las ciervas. Que mala suerte, primer intento primer fracaso. Solo nos quedan dos mas… a pesar de levantarlo hicimos la espera por si volvía a salir, pues seguía berreando en el robledal pero lo que salió fue un zorro al claro para reírse un rato de nosotros, estaba claro que no le íbamos a tirar…

Volvemos al Refugio donde nos espera la cena, el 10% de las codornices de Pablo hechas por su madre, con un buen mendrugo de pan y una botella de tinto para cada uno. Que muslitos, que pechugas, que deleite , hechas sólo con ajo y aceite.

Con el cuerpo pidiendo cama para cuatro días, el despertador  suena a las 6:15am. Hoy toca la subida al Pico Almonga para buscar un buen trofeo. Alberto padre y Mili, mucho mas inteligentes que nosotros se quedan para ver su peculiar película de la berrea, se colocaron frente a la ladera que cazamos y con los prismáticos, siempre que la niebla lo permitía, disfrutaron del rececho. Imagino y pondría la mano en el fuego, que se echaron una siestecita mientras Pablo nos partía las piernas en la subida hasta la media falda.

Nos bajamos del coche con la oscuridad mas absoluta y me dan una linternita, venga para arriba, imagino que Pablo sabe perfectamente por donde vamos, porque yo no tengo ni idea y no me importa, lo único en lo que pienso es en no caerme, entre lo poco que veo y que estoy mareado del ritmo que nos ha impuesto Pablo, en cualquier momento choco contra un roble, ojalá El Roble. Menos mal que si yo estoy frito, el cazador está refrito no llevamos ni diez minutos andando y acaba de pedir un tiempo muerto. Perfecto, a mi me viene perfecto. Pablo por su parte está indignadete, incluso bosteza. Esto para él es como para mi ir al “Santiago”, el bar de la esquina donde suelo nutrirme de cruzcampo.

Unos 40 minutos y 130 tiempos muertos después (ninguno pedidos por mi) llegamos arriba, donde había un venado, eso, había, por que ya está al otro lado del viso… Y de repente repasando con los prismáticos, Pablo ve dos personas, qué harán por aquí estos dos que además llevan rifle, o sea que son cazadores.

No es muy normal ver gente por aquí, y mas cazadores, teniendo en cuenta que es el coto de Pablo… en fin los esperamos y hablamos con ellos. Yo hablé poco la verdad , me quedé observando la cara de circunstancia de todos ellos, Pablo, Fulano, Mengano y bueno la de Alberto no era de circunstancia,  era imposible que cambiara de cara… la de tiempo muerto.

Continuamos nuestro rececho, dirección al pico que está hacia el oeste, pues nosotros hemos entrado por el este que se supone es la parte mas accesible. De camino la niebla vuelve a hacerse cada vez mas espesa y Pablo habla con su padre a través de la emisora para saber que hacer, pero como toda emisora funciona cuando quiere y no nos enteramos de nada. Decidimos entonces, esperar un poco en unas piedras porque todavía era temprano y los venados seguían berreando algo. A esto que sentimos berrear uno cerca, nos asomamos a nuestra espalda y bingo! Un bonito venado, que tras mirarlo y remirarlo yo lo veía perfecto, pero el cazador blanco no lo consideró oportuno y empezamos a andar otro poquito.

Si ya había niebla y cada vez mas frío, ahora empieza a llover. A 1.200 o 1.300 metros casi era posible tocar las nubes con las manos, espectacular, incomodo eso si, sobre todo por la cámara, que las está pasando canutas. Emprendemos el camino de vuelta, ay si hubiésemos tirado ese primer venado… en todo caso la experiencia está siendo magnífica.

De repente un gran haya en el horizonte y Pablo consciente de que no podemos bajar sin venado decide que esperemos bajo el haya, pues la lluvia tiene que aflojar.  Unos veinte minutos después no solo afloja la lluvia si no que además la niebla va desapareciendo dejando ver las impresionantes vistas que hay desde ahí arriba. Otra cosa mas, los venados con el lomo empapado empiezan a berrear como si no hubiera un mañana. Que mejor momento que este para empezar una nueva búsqueda, al este al oeste en ambas direcciones oímos berrea. Pablo decide el oeste y es que conoce donde están los buenos.

Vemos unos al otro lado de un hayedo que tienen buena pinta e iniciamos la entrada, cruzamos el hayedo y al salir nos topamos con reses por todas partes, hacia debajo de la ladera vemos uno muy bonito pero que Alberto no ve y se tapa con el hayedo. En eso momento berrea otro encima nuestro, nos tiramos al suelo, con mucho cuidado levantamos la mirada y vemos una piara de hembras con un magnifico venado. Al girarse mientras corretea una cierva vemos que tiene una cuerna rota!! Normal, para conseguir ese harén ha debido pelarse con una docena de machos.

Lógicamente lo dejamos allí con sus hembras y cambiamos de dirección, ahora al oeste, cruzamos de nuevo el hayedo y vemos otro venado, que al comprobar con los prismáticos vemos que tiene solo dos puntas arriba, es aun peor que el primero que vimos, que yo recuerdo inmensísimo, cada vez tiene mas puntas…

Ya queda poco para encontrar algo, son las once de la mañana. Alberto y Mili deben estar disfrutando de los lindo nuestras entradas, pues el día se ha arreglado y se ve muy bien en la distancia.

Planteándonos  seriamente dejarlo para la tarde vemos un bonito venado en el viso de una vaca, además le gusta a Alberto, a ver si somos capaces de entrarle. Sigue con la berrea y nosotros cada vez mas cerca, pero se nos tapa con un hayedo por lo que seguimos andando con cautela pero sin mucho animo. De repente aparece el venado andando por nuestra derecha como si tal cosa, a unos 70 metros, Pablo señala con la mano, yo con la cámara y Alberto le arrea un balazo en el costado, aun así le pega otro tiro y a 20 metros acaba cayendo con mas estilo que un miura en la maestranza.

 Milagro! después de mas de tres horas yendo detrás de los venados va uno y se viene hacia nosotros, que suerte hemos tenido, en el descuento. Alberto desde luego no ha dudado un instante y como si estuviese en una montería lo ha derribado  perfectamente.

Encima estamos prácticamente abajo, donde nos esperan Alberto padre y Mili mas contentos incluso que sus hijos. Ya solo queda precintarlo, cortarle la cabeza sacarle algo de carne y al Refugio para tomarnos una buena infusión de manzanilla, porque después de esta mojada va a entrar mejor que una cerveza.

Después de relajarnos un poco en el Refugio, nos vamos al Roble para darnos una buena ducha que bien la merecemos. Hoy toca comida en casa de Chucho, cangrejos, pinto asturiano, y unas croquetas, madre de alma como cocina este hombre.  En la comida hemos conocido a Rosa su mujer, la farmacéutica del pueblo que en el anterior viaje estaba de guardia y no pudo comer con nosotros. Muy simpática y encantadísima con el papel de Chucho en casa, no tiene que cocinar ni una tortilla. Para rematar la comida, dos litros de natillas, de las que Pablo se bebió uno y medio. Las natillas de Chucho no se toman con cuchara se beben.  Como aquí son muy de no tirar las cosas, con las claras hace un merengue al horno, suspiros en mi tierra, que casi hace que me explote la barriga. Es el mundial de ciclismo y Valverde tiene opciones, que interesante después de comer ciclismo, seguro que no me duermo…
Después de ver como ganaba la carrera Contador, a no que eso fue la vuelta España, Bueno quien ganara, nos fuimos al campo otra vez. Esta vez a básicamente tirarnos en un prado y esperar que algún venado saliera al claro en la cara mas sucia del pico Almonga que es casi impracticable desde dentro y a casi 400 metros si sale un venado pues habrá que probar suerte. Como no había peligro de que les molestáramos, cogí a Alberto lo senté y le hice varios totales, porque el muy mamón no dijo una palabra en todo el rececho, aunque si hablaba no respiraba y si no respiraba palmaba. Le hice varias preguntas, me contó el fin de semana y después de una semana de trabajo he conseguido terminar un reportaje de la berrea que podréis disfrutar de lo lindo en Iberalia tv!